Al salir de la estación Alpujarra se alzan gallardos cuatro edificios. Allí confluyen miles de personas cada día. En las mañanas agitadas rondan periodistas con sus cámaras, empleados de la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia, el Concejo municipal y la Asamblea departamental. Todos caminan apurados. En las afueras, vendedores ambulantes rodean el lugar junto con los escribanos, quienes pacientes leen el periódico frente a su máquina de escribir. En medio del apuro, las firmas y los trámites, un perro deambula con una canasta y, buscando una moneda, persigue a los transeúntes afanados. Entran y salen personas con olor a papel acabado de fotocopiar, todos ensimismados en su tarea. Ahí, entre esos cuatro edificios, trabaja Mauricio Gómez, director de Defenzoores, la organización que busca la sensibilización y la educación frente al buen trato hacia los animales y la promoción del bienestar animal.
Cada día crece la conciencia frente al cuidado y bienestar de los animales. En la última década el tema ha adquirido fuerza en el ámbito internacional, de manera que las confrontaciones y debates no solo son entre activistas a favor o en contra de alguna causa, sino que ahora ocupan un lugar en el debate político.En México, Perú, Ecuador y Colombia, entre otros países latinoamericanos, se lleva a cabo una disputa entre taurinos y antitaurinos. En Colombia, en razón de una demanda, la Corte Constitucional se vio obligada a entrar en la discusión. Con un fallo de seis magistrados a favor y tres en contra, la Corte Constitucional declaró la exequibilidad condicionada del artículo 7 del Estatuto de Protección Animal aprobado por el Congreso en 1989; este excluye las corridas de toros, el coleo, las corralejas y las peleas de gallos de la prohibición de maltrato a los animales.
Más que un debate ético y moral, la lucha por la defensa de los animales se convirtió en un debate político que ha dado mucho de qué hablar. En Bogotá, el alcalde Gustavo Petro manifestó su rechazo ante las corridas de toros y le cerró las puertas de la Plaza Santa María al espectáculo. La decisión causó gran revuelo entre opositores y partidarios de todo el país. Medellín, considerada como una de las ciudades más antitaurinas de Colombia, no se queda atrás en la querella. Con más de un 90% de rechazo por parte de la ciudadanía, se fortalece cada vez más en la lucha por la abolición de las corridas.Con la ayuda del colectivo FAUNA (Fuerza Anticrueldad Unida por la Naturaleza y los Animales) los animales tienen una representación política en el Concejo de Medellín. Allí confluyen campañas de diferentes grupos de la ciudad y personas independientes, iniciativa que ha sido ejemplo para muchas entidades nacionales e internacionales.
Entre las actividades lideradas por parte del municipio, se encuentra la campaña Medellín Antitaurina, plataforma en la que Mauricio Gómez labora como gestor de recursos para las iniciativas masivas de comunicación y publicidad, apoyadas por la Sociedad Mundial para la Protección Animal, entre otras entidades.
Para Mauricio Gómez el cambio frente a la lidia de toros es progresivo. La primera mirada se dirige hacia la desaparición del uso de las banderillas y la pica en las corridas. “Los años de las corridas de toros están contados”, afirma. La meta es llegar gradualmente a la abolición del espectáculo. No obstante, él piensa que existen otras formas de lidiar al toro sin necesidad de torturarlo como lo hacen los recortadores. Con esta modalidad de toreo, los toreros se enfrentan al animal con la única ayuda de su cuerpo o algún artilugio simple, como puede ser un palo.
Sin embargo, más que preocuparse por restarle agresividad a las faenas, hay quienes se oponen a ellas; son los grupos denominados “antitoreo”. Ellos se oponen a cualquier tipo de actividad con toros como el coleo, el encierro, el rodeo y la tauromaquia, entre otras.
“Yo nunca he ido a una corrida de toros, pero estoy más informado acerca de ellas que los mismos que van, porque los que van, no se fijan en el toro. Nosotros tenemos casi que primeros planos del toro cuando es torturado y ese es nuestro mejor argumento en el debate contra los taurinos”. “¿Cómo que un animal nació para algo? Usted lo puso ahí porque usted quiere torturarlo”, cuenta el director de Defenzoores.
La discusión entre taurinos y antitaurinos es muy encendida y radical. Entre tantos argumentos que salen a relucir entre las partes, se dice, por ejemplo, que es contradictorio ser antitaurino no vegetariano. “Soy vegetariano por decisión personal pero no estoy para juzgar a nadie, la corrida es tan cruel por sí misma que no hay necesidad de ser vegetariano para no estar de acuerdo con ella”, subraya Mauricio. Según su punto de vista, no se puede pretender que el 90% de ciudadanos que rechazan las corridas, sean vegetarianos. “Además, afirma, muy distinto el sacrificio de un animal para destinarlo a la alimentación, al espectáculo de un animal por simple entretenimiento”.
La desinformación ante el tema es muy grande y se nota en muchos de los debates. Por eso, junto con Defenzoores se hacen campañas de educación. Muestra de ese esfuerzo fue el proceso de sensibilización que se hizo con varios arrieros: “Antes usaban un tábano eléctrico; ahora, en vez de darles un choque eléctrico, asustan a las reses con un palo y no las maltratan, todo es un proceso. Se trata de crear espacios para que la vida de los animales sea mejor”. Uno de los programas bandera en los proyectos de sensibilización es el trabajo con niños. A ellos se les educa acerca de los animales de compañía y la fauna salvaje, y durante el proceso se busca de ellos el compromiso de informar a sus compañeros y amigos sobre lo aprendido. Al final, se les otorga un certificado por la participación.
El llamado de Mauricio Gómez y de Defenzoores es, ante todo, para que la ciudadanía busque cada vez más información. A no quedarse con un solo punto de vista, por intuición, tradición o gusto; estos activistas están convencidos de que con la educación es posible lograr un cambio.
El debate continúa. Cabe preguntarnos si solo con el tiempo y una discusión inteligente y respetuosa es posible avanzar hacia un acuerdo en el que, más que vencedores y vencidos, ganemos en tolerancia entre las personas y respeto hacia los animales.
Defenzoores: una cara del Medellín antitaurino